
Cincuenta años no son nada para el amor verdadero, para el rencor más profundo o para las dinámicas de la Historia
Durante el verano de 1970, Marcos descubrió su homosexualidad, vivió un amor inmortal y conoció la intolerancia y el odio. Medio siglo después de los hechos narrados en El viaje de Marcos (Egales), volvemos a Molinosviejos para reencontrarnos con su protagonista, quien ha rehecho su vida, se ha casado con Félix, regenta la hospedería ‘Dulce M’ y lidera la asociación LGTB Quijotas y Dulcineos. Su nieto, también llamado Marcos, y Ariel, su novio, visitan el pueblo para ayudarlos a organizar el Orgullo 2020. Sin embargo, se toparán con la hostilidad del gobierno municipal de
extrema derecha, que pretende además apropiarse de la figura y la memoria del famoso poeta Alejandro Torres, de cuyo suicidio se cumplen cincuenta años, e impedir que su secreto salga a la luz.
Óscar Hernández-Campano ganó en 2002 el Premio Odisea por El viaje de Marcos, la novela que, en palabras del profesor y ensayista Ramón Martínez, «fijó para siempre las claves constitutivas de la literatura gay». Casi dos décadas después nos presenta Cincuenta años no son nada, tal vez la secuela más esperada en España y Latinoamérica.
Cincuenta años no son nada, que puede leerse de forma independiente, aborda los problemas actuales de la comunidad LGTB en un contexto histórico-político donde algunos cuestionan los logros del último medio siglo. La novela es también un canto a la vida, al amor, a la libertad y a la amistad. En ella, además de nuevos y maravillosos personajes, encontraremos a viejos conocidos como la abuela Palmira, Gus, Elena, David o el inolvidable Álex.
Hernández-Campano, fiel a su estilo único e inconfundible, que lo ha convertido en uno de los autores más leídos y admirados, nos regala una historia repleta de emociones que nos llegará al corazón y que dejará, sin duda, una huella indeleble.